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Diario la Estrella: Conozca Cómo son las Labores Dentro del Puerto de Talcahuano

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La Estrella estuvo al interior del Terminal Portuario Talcahuano para saber cómo funciona y en qué se desempeñan los trabajadores dedicados a la carga de naves. Además pudimos subir a bordo del buque Corral que tiene destino a Perú.

El Talcahuano Terminal Portuario es uno de los puntos estratégicos en el desarrollo económico de la ciudad, como pieza clave para el arribo y la salida por vía marítima de diversas cargas.

La Estrella quiso conocer en terreno las instalaciones de 8 hectáreas, donde pueden llegar a trabajar cerca de 300 personas por jornada, buscando las historias humanas al interior del puerto, que desapareció por el terremoto del 2010 y actualmente ofrece atención a naves comerciales, pesqueras de consumo humano e industrial y depósito de contenedores.

En el momento de nuestra visita, una embarcación estaba siendo cargada paquetes con varas de acero y Nelson Osses, supervisor chorero de la faena, expresó de su labor que «me tengo que preocupar de la estiba (carga y descarga en embarcaciones) que está haciendo la gente y ocupar los espacios de la mejor forma posible, cumpliendo con los tonelajes programados. Llevo 36 años en esto, mi papá trabajaba en aduanas y por ahí fui entendiendo del tema del puerto. Entré a trabajar en el rubro y he andado por todos lados acá en el sur de Chile».

En esta oportunidad Javier Benavente de Penco tomó la función de tarjador, que explicó como «es controlar y documentar lo que se está embarcando, viendo los paquetes que ingresan a la bodega de forma manual. Así hay claridad con las cantidades exactas de cada turno. Entré al trabajo por un amigo del sindicato de embaladores, a veces la pega es pesada, pero hay que tener aguante y físico».

Tras estar a varios metros de altura en la grúa de puesta en la embarcación, Sergio González manifestó que «es bastante la responsabilidad y hay que tenerle cariño a la grúa para subirse a ella. Siempre trato de ser precavido y no herir a los chiquillos o apretarles un dedo con los movimientos que uno hace desde la máquina para hacer la carga».

Derribando mitos

Si bien este tipo de labores se asocian sólo a hombres, en el puerto de Talcahuano también hay mujeres que se despeñan de igual a igual con sus colegas varones. Ese es el caso de Catalina Torres de 24 años, oriunda de Medio Camino, quien trabaja de movilizadora, es decir en operaciones de carga y descarga de buques.

«Estamos demostrando que podemos trabajar a la par con hombres. Antes la pega portuaria era a puro pulso, pero ahora hay más maquinarias y como mujeres podemos sacar la cara, realizando un buen trabajo. Entiendo que este es el único puerto en Chile donde las mujeres hacen la misma pega que los hombres», indicó.

Respecto a la relación que tiene con sus compañeros de trabajo, que la destacan como una gran cantante, la joven aseguró que «nos llevamos bien, algunos son bastante paternalistas y te cuidan como a una hija, pero más que nada se preocupan que no corras riesgos. Si te equivocas te aconsejan y así es con todas las mujeres, acá somos cinco y yo llevo cuatro años en esta labor. Más adelante me gustaría operar las grúas, porque se necesita habilidad y la tengo».

Al ser consultada por cómo llego a ser parte del puerto, expresó que «tengo un tío que trabaja acá hace muchos años y siempre me contaba cómo eran las cosas, por eso ya ubicaba a varios compañeros. Se dio la chance que empezaron a contratar mujeres aquí y yo estudié logística marítima portuaria en el Virginio Gómez, entonces preferí estar donde las papas queman. Me entretengo porque uno va rotando, a veces estás en las cadenas u otras acopiando».

La vida en el mar

Con turnos de tres meses en el mar y uno libre en tierra, la tripulación del buque Corral lleva unos días en Talcahuano haciendo labores de carga de varas de acero, que debe llevar hasta los puertos de Matarani y Callao en Perú.

Su capitán, Mauricio Vilches recalcó de su labor que «soy el responsable absoluto de lo que pasa en la nave y sus maniobras, manteniendo el buque a flote de forma segura para la carga y la tripulación. Cuando uno desembarca el objetivo es hacerlo respetando todas las normas y sin heridos ni incidentes».

Sobre cómo es la vida para los marinos mercantes, el oficial a cargo de la nave especificó que «pasamos 9 meses al año arriba del buque, lejos de la familia, amigos y la gente que te importa. No hay Navidad ni Año Nuevo, pero lo clave es la vocación de marino y espíritu de aventura, experimentando distintos tipos de clima. Llevo 18 años en esto y amo lo que hago, si naciera de nuevo volvería a ser marino».

En la misma línea, Fabián Aldunce, segundo piloto de la embarcación, sostuvo que «al principio se extraña a la familia, porque uno se aleja de la civilización, pero siempre hay algo novedoso y no es un trabajo monótono. Llevo 9 años navegando, tengo una pareja y un hijo, que ya están más acostumbrados a mi ausencia. Lo complicado es que te pierdes muchos momentos con ellos».

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